Lidiar con la muerte ya es doloroso, con tantos cuestionamientos que parecen difíciles de responder. Y además del sufrimiento, hay que decidir cuestiones prácticas: ¿qué hacer con el cuerpo, dónde, cómo, a quién comunicar, etc. El resultado es que muchas decisiones se toman sin tiempo ni reflexión y acaban siendo mucho más caras que lo calculado, con daños que ni imaginábamos.
Además de los cementerios ser poco visitados, por más lujosos que sean, acumulan muchos, muchos cuerpos en descomposición en la misma área. Este proceso, así como los vertederos de basura, causan una gran contaminación con el líquido que el cuerpo muerto libera. El «necrolixiviado» contamina el suelo y el agua subterránea (https://goo.gl/PzlR8l). Es un caso de salud pública.
Una solución ecológica, orgánica y mucho más sensible para la situación ha sido la creación de «cementerios parque», donde el cuerpo se coloca en una cápsula biodegradable que se utiliza como alimento para el crecimiento de una planta. Sin dudas un bello lugar para visitar, lleno de historias y que realmente homenajea la vida de quienes se han ido. Mira ese árbol, ¿quién será? ¿Y aquel? ¿Y ese otro? De pronto, la transformación poética de la muerte nos permite un reencuentro con la vida y el renacimiento.
Sepa mas: www.capsulamundi.it
Traducción y adaptación de la fuente https://goo.gl/Du8NV6 por Diego Weissel