En 2008 Brent Helliker y Suzanna Richter (Universidad de Pensilvania) descubrieron que los árboles SÍ regulan la temperatura interna de sus hojas, en torno a los 21°C, para lograr una fotosíntesis más eficiente. Por eso tantos animalitos prefieren su hogar en nidos en ramas y huecos en los árboles o entre las raíces: tienen su propio aire acondicionado. Y por eso nuestras ciudades son tan calurosas con cada vez menores y menos de esos seres supertecnológicos.
Este descubrimiento fundamental, que fué publicado en National Geographic y republicado en español aqui en airelibre.cl, contraría la asunción histórica de que nuestro (mejor) amigo es de “sangre fría” y nos obliga a replantear muchísimas cosas, además de reescribir los libros escolares de biología. ¡Desde ya puedes imprimir esta página y ponerla donde está el error del libro para ayudar a futuros lectores y no desperdiciar tan valioso recurso!
Ya se sabía que hay procesos activos en los que la planta se adapta a la temperatura del ambiente e inclinación y fuerza de la radiación solar, regulando la evaporación de agua de las hojas, la inclinación de las hojas mismas y sus pelillos. A esto se le atribuía (y sigue atribuyendo) el descenso y aumento de la temperatura alrededor de los árboles si hace mucho calor o mucho frío, respectivamente. Pero no se sabia que fuese para regular su propia temperatura.
¡Voilá! Esto tiene muchisimas y profundas implicaciones en nuestra vida diaria, comenzando por que los árboles son la mejor tecnología de que disponemos para recuperar la armonía climática. O sea además de reescribir todos los libros escolares de biología habrá que adaptar las políticas públicas, y legislaciones a esta nueva verdad esencial.
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